martes, 16 de agosto de 2011

LO ESCRITO EN LA PIEDRA PERMANECE PARA SIEMPRE

“Todo lo que acaece en el cielo y en la tierra, lo que acaece eternamente, la vida de Dios y todo lo que se hace en el tiempo, tiende solamente hacia un fin: que el espíritu se conozca a sí mismo, que se haga objeto para sí mismo, que se encuentre, devenga para sí mismo, que confluya consigo mismo” (Werke, t. p. 36, citado por Bloch, E., Sujeto-objeto, México, F. C. E., 1983, p. 44).


“…estoy empeñado en la obra de hacer hablar alemán a la filosofía” (Hegel, Carta a Voss, citado por Bloch, E., Sujeto-objeto, México, F. C. E., 1983, p. 25).

“Esto no impide que Hegel considere, a veces, como una especie de honor el aparecer ante el pensamiento medio como un hombre retorcido; al fin y al cabo, la filosofía dialéctica vuelve completamente del revés los conceptos habituales” (Bloch, E., Sujeto-objeto, México, F. C. E., 1983, p. 27).

“Pero lo más importante es saber que todos los conceptos son, en esta filosofía, fluidos” (Bloch, E., Sujeto-objeto, México, F. C. E., 1983, p. 28).

“Señorita –dijo un día Hegel a una dama, vecina suya de mesa, que le admiraba como a un tenor y se sentía halagadísima de encontrarse sentada al lado del autor de obras famosas-: lo que en mi filosofía hay de mío es falso” (Bloch, E., Sujeto-objeto, México, F. C. E., 1983, p. 40).

Hegel quiere, por tanto, que se abandone el sujeto inmediato, precisamente para expresar y objetivar, de un modo mediado, el auténtico ‘ser para sí’, es decir, lo que ha sido asignado a la humanidad entera. Esto hace que desaparezcan, en el pensador objetivo, muchas cosas, que no son precisamente el modo de tener la nariz que fortuitamente le ha cabido en suerte; desaparece también lo que cada uno siente, directamente, que le quema los dedos y de lo que no pueden derivarse tantas cosas espiritualmente humanas como han florecido” (Bloch, E., Sujeto-objeto, México, F. C. E., 1983, p. 40).

Hegel, con un sesgo muy robusto, invoca en contra del supuesto abismo, insondable, entre el sujeto y el objeto el apetito de las bestias cuando se abalanzan ágilmente sobre el objeto y lo devoran. La ‘cosa en sí’ es captada inmediatamente por ellas como lo que es, como ‘cosa para nosotros’; captada, concretamente, con los dientes. (Bloch, E., Sujeto-objeto, México, F. C. E., 1983, p. 43)

La actividad del espíritu, en Hegel, es, pues, como actividad creadora, una actividad que, al mismo tiempo, se apodera del contenido creado, lo mismo que éste se apodera del sujeto. (Bloch, E., Sujeto-objeto, México, F. C. E., 1983, p. 43)


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“La premisa de Marx [los seres humanos actúan sobre la naturaleza (=trabajo humano) y en esa acción transforman los objetos y se transforman a sí mismos] se había visto apuntalada, por lo menos implícitamente, por el pasaje brusco al capitalismo industrial, pero este apoyo había comenzado a desvanecerse al comienzo del siglo XX con la aparición de las sociedades avanzadas. Para resumirlo en una fórmula sencilla, ya es imposible tomar como paradigma de la práctica seres humanos que trabajan sobre cosas. La premisa del trabajo misma ha sido subvertida revolucionariamente a medida que el sistema fabril fue quedando más y más al margen. Estados Unidos de América, según calculan los economistas, es la primera economía basada en los servicios que se ha desarrollado en la historia del mundo. Más de la mitad de las personas que trabajan están empleados no en el sector primario (agricultura) ni en el secundario (industria) sino en el terciario (servicios). Esto significa que el trabajo reviste ahora la forma de hombres y mujeres que actúan sobre otros hombres y mujeres, o más exactamente, de individuos que actúan sobre la información, y de la información que actúa sobre individuos. En los sectores avanzados de la economía es donde la manipulación de la información tiende de una manera especial a caracterizar a la actividad humana. Algunos economistas sostienen que las personas que trabajan en la información son solamente están concentradas en el sector avanzado sino que constituyen la mayoría den la totalidad de los campos. La producción, transformación y desplazamiento de la información son el objeto de la mayor parte de las tecnologías importantes que se introducen en la econmía”.

Poster, M., Foucault, marxismo e historia, Modo de producción versus modo de información, Buenos Aires, Paidós, 1987, p. 80.

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