miércoles, 30 de marzo de 2011

LO ESCRITO EN LA PIEDRA PERDURA PARA SIEMPRE

La realidad de algo sólo está en su concepto; en cuanto es distinto de su concepto, cesa de ser real y se convierte en algo nulo. Su aspecto de palpabilidad y su sensible ser fuera de sí pertenecen a este lado negativo. [...] La única manera de lograr el progreso científico —y cuya sencillísima inteligencia merece nuestra esencial preocupación- es el reconocimiento de la proposición lógica, que afirma que lo negativo es a la vez positivo, o que lo contradictorio no se resuelve en un cero, en una nada abstracta, sino sólo esencialmente en la negación de su contenido particular; es decir, que tal negación, no es cualquier negación, sino la negación de la cosa determinada, que se resuelve, y por eso es una negación determinada. Por consiguiente en el resultado está contenido esencialmente aquello de lo cual resulta; lo que en realidad es una tautología, porque de otro modo sería un inmediato, no un resultado. Al mismo tiempo que la resultante, es decir, la negación, es una negación determinada, tiene un contenido. Es un nuevo concepto, pero un concepto superior, más rico que el precedente; porque se ha enriquecido con la negación de dicho concepto precedente o sea con su contrario; en consecuencia lo contiene, pero contiene algo más que él, y es la unidad de sí mismo y de su contrario. Por este procedimiento ha de formarse, en general, el sistema de los conceptos, y completarse por un curso incesante, puro, sin introducir nada del exterior.

Hegel, G. W. F., Ciencia de la lógica, Introducción

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DÍGAME DOCTOR
04/08/2011

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"TODO LO FINITO TIENE LA PROPIEDAD DE SUPRIMIRSE A SÍ MISMO"

G. W. F. Hegel
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"Que el alma joven observe retrospectivamente su vida, y que se haga la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que has amado hasta ahora verdaderamente? ¿Qué es lo que ha atraído a tu espíritu? ¿Qué lo ha dominado y, al mismo tiempo, embargado de felicidad?"
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"Allí donde existieron alguna vez poderosas sociedades, gobiernos, religiones, opinión pública, en una palabra, donde existió cualquier tipo de tiranía, allí se odió al filósofo solitario; pues la filosofía ofrece al hombre un asilo en el que ninguna tiranía puede penetrar, la caverna de la intimidad, el laberinto del pecho: y esto enfurece a los tiranos".

Nietzsche, F., Consideraciones intempestivas III: Schopenhauer como educador.

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Citas de Variaciones sobre el cuerpo de M. Serres.

La metamorfosis del cuerpo

Relativiza las oposiciones evolución/involución, bípedo/cuadrúpedo, hombre/bestia[1].

El cuerpo progresa y se siente seguro.

El cuerpo recuerda una relación elemental (animal) con el mundo[2].

El humano nace cuando se erige sobre dos pies y tiene necesidad de refugio[3].

El cuerpo en movimiento no falsea, engaña ni tampoco es conciencia de sí. Hay relaciones[4].

“El ojo vivo sobrevolando un organismo casi muerto da sensaciones casi incorpóreas, y abstractas. (…) La vista se recuesta en el tacto. (…) Esta segunda vista invierte realmente la del sobrevuelo: el ojo vivo en el cuerpo muerto produce la teoría.”[5]

“El cuerpo en movimiento asocia los sentidos y en él los unifica”. “Visión corporal global”

“Mi oído me dice que lo divino invade el Universo”[6].

“Una página encantadora canta al cuerpo; una mala apesta a sequedad de la cabeza.”

“Porque la escritura es tan poco indulgente como la montaña, la mayoría de los paseantes escritores se hacen preceder de guías y rodear de cuerdas: citas-seguridades, notas-refugios, referencias-clavijas. El falso oficio consiste en multiplicar los nombres propios; el de escritor real exige al cuerpo total y a su sola singularidad un compromiso solitario.”[7]

“Todo el cuerpo inventa; a la cabeza le gusta repetir”[8].

“Por sobre todas las cosas, entrenen el cuerpo y confíen en él, porque él se acuerda de todo sin molestias ni estorbos. (…) La inteligencia humana se distingue de lo artificial por el cuerpo, solamente por el cuerpo”. [9]

“Contrariamente a nuestras leyendas, la obra emerge de un exceso de sobrepotencia. La dicha experimentada crece con el esfuerzo consentido; esto llega hasta los límites.” [10]

El poder del cuerpo

Los maestros de gimnasia, los entrenadores y los guías de montaña “enseñan lo que puede hacer un cuerpo”. Sus consejos son: (1) Nada resiste al entrenamiento, cuya ascesis repite gestos poco naturales y facilita las virtudes necesarias de concentración, de coraje, de paciencia, de dominio de la angustia. (2) No hay obra sin regla del empleo del tiempo. (3) Respetar la cosa misma, que es la única que gobierna, y no la opinión.

“No importa a qué actividad se entregue uno, el cuerpo sigue siendo el soporte de la intuición, de la memoria, del saber, del trabajo y, sobre todo, de la invención”[11].

“El espíritu de equipo se construye dominando el fuego de la competencia y respetando las decisiones del árbitro; los deportes colectivos nos enseñan a luchar, juntos y jurídicamente, con nuestros adversarios, contra la agresividad, la nuestra y la de ellos”.

“En su inmensa mayoría, los deportistas pierden: eso es lo que enseña la ascesis; perder, ciertamente, frente a otros, pero ganar en las cosas mismas y para sí…”[12].

“¿Qué es lo que pueden nuestros cuerpos? Casi todo.”

“Por el contrario, cuántos eruditos dictaminan que el cuerpo homínido, endeble y puesto por la naturaleza en el lugar más débil entre los seres vivientes, no puede gran cosa.”

“…que cada género no ejecute más que un programa rígido y limitado, mientras que, más libres, los humanos proyecten sin cesar hazañas inesperadas… esta experiencia general no parece asombrar a esas filosofías ocupadas en repetir la letanía de nuestras debilidades. ¿Del cuerpo de quién están hablando?”[13]

“Sólo los animales conocen límites, los del instinto; sin instinto, los hombres plantan su tienda frágil y móvil, sin muro ni protección contra lo ilimitado. ¿Quién sabe lo que puede el cuerpo?”[14]

“Lo que no mata fortalece, y ¿de qué manera darse esa fuerza sin correr el riesgo de la destrucción? […] Exponer fortifica, proteger debilita; enfrentar disloca, socorrer apacigua”[15]

“La sensación guía la vida, el dolor advierte de la muerte”[16]

Patior, ergo sum. Ante todo, yo soy aquello que el dolor hizo de mi cuerpo; solamente después, lejos detrás y mucho tiempo después, soy lo que pienso”[17].

La conciencia rigidiza, mientras que el olvido flexibiliza[18].

“El dolor crece con la conciencia y la conciencia con el dolor”.

“Primeras patologías, la conciencia y el yo se oponen a la divina inconsciencia del ser humano en buena salud. ¿Qué es el inconsciente? El cuerpo, mejor dicho, el cuerpo en buena forma”[19].

“Además, la vida no sólo se desplaza, sino que cambia. […] No sólo la vida se mueve y cambia sino que intercambia: por el metabolismo y las diversas transacciones que negocia con su entorno, lucha contra el desorden. […] En efecto, las transformaciones del hombre en ocasiones toman caminos inesperados que la genética no prevé”[20].

“¿Cómo definir el cuerpo entregado a tantas poses y signos: cuánto y en qué forma es él mismo?”[21]

“La libertad se define por el cuerpo y éste por el potencial”[22].

“Esta primera metamorfosis transforma el cuerpo tanto como quiere y puede: y puede muchas cosas de las que el espíritu se asombra”[23].

“No soy nada más que las otras cosas, más los otros hombres del mundo. Entonces, y sólo entonces, comprendo. […] Por nuestras cuatro naturalezas de base, minerales, vegetales, animales y mundiales”[24].

“Metamorfosis del cuerpo enamorado”[25]

“No nos comprendemos a menos que entremos juntos en la ronda o en la danza de todas esas mezclas”[26].

“La atención arroja a la así llamada primera persona en el objeto, animal u hombre, tercera persona”[27].

“¿Qué es un autor de no ser ese cuerpo productivo de vida?”

“Sólo la mujer sabe lo que el cuerpo: producir otro, semejante al suyo y diferente de él. Como yo ignoro el proceso fulminante que, en el vientre de una madre, multipolica un huevo en miles de millones de células diversas y ordenadas, ¿qué sé yo, en verdad, de la producción? Nada que valga; tendría que haber dejado mi lugar. El cuerpo macho habla por el viento; fecunda, pesada, real, la hembra concibe, lleva, pare, amamanta; su cuerpo vive por lo menos dos veces. El verbo vuela, la carne produce.”[28]

“El misterio de la Encarnación expresa esto, que no sabemos qué es ni lo que puede la cerne, porque participa de la divinidad”[29].

“¿Saben ustedes lo que hacen cuando duermen? Justamente, abandonan todo acto para caer en lo viscoso de lo virtual: menos pasivo que potencial”.[30]

El conocimiento

“Nadie vio jamás el camino detallado del color azul a la palabra azul, que ya no tiene nada de azul. […] Este camino de los sentidos hacia el entendimiento, por otra parte, hace desaparecer todo el resto del cuerpo o, más bien, lo reduce a la función de transportador de las cinco terminales periféricas: ¿se necesita semejante fisiología para un simple paseante? El antiguo sensualismo, pero también el empirismo lógico y las ciencias cognitivas proponen una génesis del conocimiento sin cuerpo”.[31]

“En cambio, esto es lo que quiero mostrar: que no hay nada en el conocimiento que no haya estado primero en todo el cuerpo, cuyas metamorfosis gestuales, posturas móviles, cuya misma evolución imita todo cuanto lo rodea. Nuestro sabor nace de los otros que lo aprenden del nuestro, que de enseñarlo así lo recuerda y de exponerlo lo aumenta, en ciclos indefinidos de crecimiento positivo, en ocasiones bloqueados, sin embargo, por la estupidez de la obediencia”.[32]

“El entorno esculpe el rostro. ¿Cómo aprendemos las emociones y los estados mentales, sino reconociéndolos en el otro? ¿Cómo reconocerlos sin experimentarlos? ¿Cómo experimentarlos sin mimarlos? ¿Cómo aprenderlos sin imitarlos, cómo imitarlos sin aprenderlos? Este círculo repetido crece y nos hace crecer”.[33]

“La pasión nace de esos cara a cara, cabeza a cabeza, frente a frente y cuerpo a cuerpo, proceso mayor de adquisición y de crecimiento”.[34]

“Por cierto, aprendemos las figuras de las bailarinas, los gestos de los gimnastas y las prácticas de los oficios, pero más vale decir que todo se adquiere, justamente, por la danza y el espejo, los deportes y las habilidades, el cabeza a cabeza de la madre y el hijo, donde la hija o el hijo enseña tanto a la adulta como ésta a aquéllos, el mano a mano de los guerreros, el frente a frente del profesor y los alumnos, del patrón y los empleados, la súplica recíproca de los amantes… toda sociedad en un paso de baile de a dos. Nada más eficaz que el cara a cara del teatro para la enseñanza”[35].

“…Si en ese mimo exacto reside el origen del conocimiento justo, el conflicto siempre lo acompañará”[36].

El dogma que dice que no se puede aprender lo que no se comprende es una necedad. “De hecho, aprendemos inmensamente más cosas que las que dominamos, y no comprendemos bien aquellas que se nos explican igualmente mal. (…) Pasados los 40 años comprendí lo que había aprendido de memoria a los 6, y no habría comprendido nada si primero no hubiese aprendido sin comprender, si no hubiera tomado la lección tal cual. (…) Así como estimo hasta la embriaguez la transparencia en la exposición, así veo que aprendemos incesantemente lo opaco, cuya oscuridad no obstaculiza en modo alguno la retención. Absorbemos tanto de la sombra como de las luces, y el conocimiento, en suma, radica en un trabajo constante en los límites de ese claroscuro. Raramente sabemos que no sabemos y qué cosa sabemos: dos importantes hazañas de la inteligencia; la mayoría de las veces sabemos lo que no sabemos y sabemos mal lo que sabemos. Sobrevaluamos un cogito lúcido tan raro como la iluminación de Newton en medio de su huerto de manzanas o la de Descartes en su estufa de Alemania. Así, enseñamos a niños a quienes consideramos como a esos dos genios tomados en dos instantes privilegiados de su vida inventiva. ¿Qué tiene de sorprendente si la enseñanza fracasa?”[37]


[1] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 31.

[2] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 32.

[3] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 33.

[4] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 34.

[5] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 35.

[6] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 36.

[7] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 37.

[8] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 37.

[9] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 38.

[10] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, pp. 40-41.

[11] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 51.

[12] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, pp. 52-53.

[13] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 53.

[14] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 54.

[15] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 55.

[16] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 56.

[17] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 56.

[18] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 57.

[19] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 58.

[20] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 63.

[21] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 63.

[22] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 64.

[23] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 65.

[24] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 67. Cf. Marechal, L., Megafón o la guerra.

[25] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 67. Cf. Onfray.

[26] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 67.

[27] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 68.

[28] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 69.

[29] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 70.

[30] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 71.

[31] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 76.

[32] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 77.

[33] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 78.

[34] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 78.

[35] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 79.

[36] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 79.

[37] Serres, M., Variaciones sobre el cuerpo, Buenos Aires, F. C. E., 2011, p. 81.